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Europa mediterránea y balcanes 2016

Hola! aquí estamos de nuevo, con nuevo formato, nueva firma, nuevas fotos....porque comienza el relato de mis viajes, ya por fin en serio, he decidido comenzar por el del 2016, hubo más, pero éste resultó el más largo en duración y kilometraje, y el que ha resultado más enriquecedor como experiencia.

Esperando a la llegada de la primavera y con ello el buen tiempo, un dia del mes de abril del 2016 decidí ya partir, sin saber hasta dónde llegaría ni cuando volvería. Y todo empezó desde casa ya montado en bicicleta, era un dia terrible de lucha contra viento, frío y lluvia. Total que llegando al parque natural del Gorbea (Alava), muy bonito, sí, pero decidí que no era el momento ni me apetecía sufrir más el azote de los elementos, que ya tuve bastante durante el invierno cantábrico, así que volví sobre mis pasos (o mejor dicho mis ruedas) y dejé la bicicleta más todos mis pertrechos a cargo de un amigo (gracias por el favor). Así que un par de días después, tras realizar algún que otro cambio en mi equipaje, monté por el módico precio de 10€ extra por la bicicleta, en el autobús de ALSA dirección Granada. Alli, aprovechando el clima benigno del sur y la emoción de que nunca había estado tan abajo, pasé unos días de turista-mochilero convencional, caminando y visitando la ciudad, me alojaba en Hostels, dónde trabé amistad con un australiano, un tipo simpático, con el que además coincidía en algunas aficiones, como el rock. Así que solíamos salir a tomar cervezas, a ver chavalas y esas cosas de "jóvenes". Al fin, ya visitada la ciudad de sobra, y alrededores, a pie y en bicicleta, decidí subir por la carretera de la montaña de detrás de la famosa Alhambra, siempre rodeada de turistas, así entre coches y motos, ningún ciclista, y menos cargado como yo iba, llegué a lo más alto de la carretera, con unas magníficas vistas de Granada, la blanca Sierra Nevada al fondo.

Granada

Granada

Granada

Granada

Granada

Allí en lo alto, un mirador magnífico, y un pinar con mesa y sillas de piedra pensé que podría echarme con el saco de dormir entre los pinos, mientras disfrutaba del anochecer y el amanecer siguiente, pero...oh, resulta que registrando mi equipaje justo me faltaba lo más importante, ¡el saco de dormir me lo olvidé en el Hostel!, entre tanta gente, maletas y trasiego acabó olvidado en un rincón, aún así intenté dormir con lo que llevaba y me dije que a la mañana siguiente volvería a por el susodicho saco. Total que con el frío y la humedad de la noche no pude pegar ojo, así de madrugada recogí todo, me coloqué el frontal y las luces, y decidí bajar a la ciudad, me entretuve visitando la Alhambra por fuera, se me hacía extraño, sin gente, siempre tan llena de turistas, volví a al Hostel, donde no quedaban camas libres, así que me pasé toda la noche hasta el amanecer en compañia del recepcionista y café en mano. Afortunadamente encontré mi saco.

pinar en el monte

Entonces ya esa misma mañana me encaminé con mi bicicleta dirección sur, hacia la costa. Era un día muy agradable, afortunadamente, porque había perdido mi chaqueta ciclista roja con un parche de Pink Floyd en la manga, en un sendero en las afueras de Granada, o mejor dicho, se me cayó, me paré a comer un bocadillo y cuando me dí cuenta que no la llevaba regresé sobre mis pasos pero ya había desaparecido.

Por el camino me parecía todo un lío de cruces y carreteras, de hecho no tenía una ruta prefijada, como casi siempre en éste viaje, así que en una gasolinera adquirí un mapa de la región de Andalucía, para aclarar las ideas, me decidí por una carretera que me llevó tras una buena sudada hasta un alto llamado Suspiro del Moro, por el camino no había fuentes ni tiendas, solamente un camping del mismo nombre en el alto, dónde no quisieron venderme ni una miserable coca-cola, con la excusa de que "todo el género allí es para los clientes del camping". Así que tomé en la bifurcación a la derecha, si no recuerdo mal, la vieja carretera de la montaña a la costa que ya casi nadie usa, porque existe la Autovía Sierra Nevada-Costa Tropical, a partir de aquí ya era todo una serpenteante bajada de las de disfrutar del paisaje, atravesando túneles excavados en la roca y donde daban ganas de parar en cada curva a observar el paisaje circundante.

Y del llamado Valle Tropical en Granada, encandilado con su variedad de frutales y especies propias de éste clima, llegamos a lo que llaman la Costa Tropical.

Tropical

En Almuñécar y muy animado-motivado por haber pisado por primera la costa andaluza, ya había decidido bordearla hacia el Este, siempre circulando lo más próximo al mar, para lo que hacía uso de todo tipo de vías, desde senderos, mientras fueran practicables por mi pesada bicicleta, hasta carreteras nacionales, pero si he de escoger, siempre me he decantaba por los caminos más sosegados.

Restos romanos

cola de gato

Mirador

Azul y blanco

Costa del Sol, mucho sol, playa, aguas cristalinas donde se pueden ver muy pocos bañistas y........medusas

big medusa

ojos

Siguiendo por la costa, disfrutando del paisaje.

Costa Tropical

Playa de El Lance

Por el camino uno puede toparse muchos antiguos cuarteles, fortines, torres de vigilancia etc. A medida que nos acercamos a Almería la costa va adquiriendo una aspecto cada vez más árido, a menudo roto por la gran cantidad de invernaderos existentes, incluso los hay a pie de playa, se advierte incluso en las poblaciones que voy atravesando, los moradores son en gran medida venidos de Africa los cuales laboran en los invernaderos

Aparcamiento

Y así, siguiendo siempre la línea costera, la poblaciones van creciendo de tamaño y población, Roquetas de Mar, Aguadulce y finalmente Almería capital. En ésta primera parte de mi viaje voy haciendo uso de pensiones, hostales.....todavía siento miedo a pernoctar en el exterior, además de superar alguna que otra llovizna y un día de vientos casi huracanados, los cuales me obligarían a extremar las precauciones frente al tráfico y posibles caídas, incluso en algunas subidas debía desmontar y empujar mi bicicleta a pie, tal era la fuerza del viento, a pesar de todo, con tal de llevar la contraria a mi cerebro no paré, y me planté en el famoso Cabo de Gata.

mi bici abajo

alto a la Guardia Civil

Seguimos el relato, éste tramo lo haré bastante resumido, en parte porque me robaron (en Bilbao) el teléfono móvil y con él cientos de fotografías de las que no hice copias, me robaron una parte de mi memoria (gracias ladrón), la próxima vez hazme el favor de buscarte gente con pasta.

Parque Natural Cabo de Gata-Níjar que recorro en bicicleta por carretera e incluso me adentro por pistas, en parte arenosas, por donde se hunden las ruedas de mi pesada bicicleta y no me queda más remedio que desmontar y empujar, así hasta llegar a la parte final donde la pista se convierte en un humilde sendero, donde me cuentan que hay una colonia hippie más allá, pero lo veo complicado para mí así que continúo como siempre lo más pegado a la costa, aprovechando el mar para descansar y bañarme en sus solitarias playas, para la gente local el agua aún está demasiado fría, para mí está bien, como en el Cantábrico en Julio más o menos.

Parque Natural Cabo de Gata-Níjar

Y así llego hasta Carboneras, municipio cuya entrada hace presagiar lo peor, según uno va pasando por las industrias que bordean la carretera de entrada al municipio, afortunadamente es solamente ese tramo, pues el núcleo urbano de Carboneras está excluido de la área protegida, aunque el 80 por ciento del término municipal forma parte del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, y está rodeado en su totalidad por parque natural. Es buen momento para aprovisionarse, ya que aquí puedes encontrar todo tipo de servicios, como cajeros, supermercados.....Me acaba gustando el lugar.

Siguiendo por la costa llego hasta Aguilas, provincia de Murcia, donde decido no seguir adelante por la costa de la Comunidad Valenciana, demasiado explotada turísticamente para mi gusto.

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